Echaron a pedalear hace menos de un mes desde Benimaclet, y desde entonces no han parado de hacerlo. Son Rodant, la cooperativa de bicimensajería que aboga por el trabajo digno para los repartidores, un transporte cien por cien ecológico y un precio justo para clientes y establecimientos colaboradores.
Buscan ser la alternativa a las grandes plataformas digitales de reparto y a la precarización que sufren esos mensajeros, una situación que conocen en primera persona, pues tres de las cinco personas que actualmente conforman la cooperativa han trabajado para ellas.
Sede de la bicimensajería en Benimaclet
¿Y por qué tener la sede en Benimaclet?. “Es donde queríamos estar; dos de los integrantes de la cooperativa vivimos aquí, y además estamos muy comprometidos con el barrio”, explica a Disfruta Benimaclet el secretario de Rodant y uno de los socios fundadores, Pepe Forés.

La red de economía social colaborativa que existe en este barrio, donde el movimiento asociativo es muy fuerte, no ha pasado desapercibida para los miembros de Rodant, que consideran que eso convierte a Benimaclet en una zona muy propicia para su trabajo. De hecho, estuvieron presentando en el Ecomaclet el proyecto cuando daba sus primeros pasos.
La sede de Rodant, ubicada en la calle Ramón Asensio, “fue el primer local que miramos, y el único: nos gustó y nos quedamos con él”, precisa Forés, quien destaca: “para Benimaclet siempre vamos a tener ofertas”.
Pintada de azul, el color corporativo de la cooperativa, la sede es el lugar de refugio de la flota de Rodant: cinco bicicletas híbridas, con las que reparten la comida a domicilio, y dos bicicletas de carga, destinadas al reparto de mensajería. Desde allí, uno de ellos atiende y organiza los pedidos que les llegan a través de Coopcycle, la aplicación de la Federación internacional de cooperativas de ciclomensajerías que usan también otras cinco ciudades de España, mientras el resto hace los repartos.

La elección responsable
El boca-oreja está ayudando a la difusión de Rodant, que por el momento está recibiendo comentarios muy positivos de quienes han usado este servicio. De momento, cuentan con siete locales colaboradores, que ofrecen comida vegana, mediterránea, tapas, sushi o kebab.
Entre ellos se encuentra El Aprendiz de Benimaclet, al que esta semana se unirá Al Paladar, ya que aunque unos 25 restaurantes se han interesado quieren ir haciendo incorporaciones paulatinas para que no haya disfunciones en el servicio y la comida llegue en perfectas condiciones. También recogen una vez por semana pan de hamburguesas para otro bar de Benimaclet.
“Al cliente solo le queda escoger: o seguir usando Glovo, Uber o Deliveroo, o empezar a ser responsable y consumir de una cooperativa valenciana creada por chavales expoliados durante años en las grandes plataformas”, defiende Forés, quien resalta: “por 3’5 euros más te aseguras de que el chaval que te trae la comida trabaja en condiciones dignas”.

Reivindica además que, a diferencia de las grandes plataformas, disponen de un servicio de atención al cliente que responde de forma rápida, y desde el que si se produce algún retraso en la entrega de un pedido lo solventan por ejemplo con una entrega gratuita.
Riders x Derechos
Rodant se ha hecho realidad en marzo de 2021, pero es un proyecto que se lleva gestando desde 2017 a través del colectivo RidersXDerechos València. “Entonces no nos vimos preparados para llevarlo a cabo, como sí ocurrió en otras ciudades de España”, explica Forés, quien añade que “fue pasando el tiempo y la idea de la cooperativa se quedó en un cajón, hasta que llegó la pandemia de coronavirus”.
El confinamiento, durante el que las familias no podían acompañar a sus fallecidos pero “los repartidores estaban ahí para ayudar a pasar esos tragos tan amargos con un sabor a pizza o a sushi”, les acabó empujando a dar “el primer pasito”, que finalmente cristalizó en noviembre de 2020 con la inscripción de la cooperativa en el registro, rememora Forés.
Inicialmente la cooperativa la constituyeron tres personas –Carlos Iglesias, Pepe Forés y Ulises Benito-, a quienes posteriormente se unió Vicent Chanzá y finalmente lo ha hecho Quique, un chico de 22 años que trabajaba en Uber Eats, donde también lo hacía Forés hasta que se puso en marcha Rodant, el pasado 5 de marzo.

Ninguna cooperativa como esta
Hacen hincapié en que actualmente no hay en la Comunitat Valenciana ninguna cooperativa como esta, y aseguran que la estaban esperando tanto los bares y restaurantes, a los que las grandes plataformas cobran “precios abusivos”, como la población más concienciada, que quiere favorecer el pequeño comercio y de proximidad.
Todo ello acompañado de un servicio responsable con el medio ambiente, ya que al repartir en bicicleta no emiten contaminantes, y de unas condiciones dignas para los repartidores, que ya no tienen que “ir rezando para que te caiga una propina y te haga la noche”. Aquí la propina “no es necesaria”, porque los cooperativistas cobran “muy por encima de lo que se cobra en el sector”, destaca Forés.
La política de Rodant es que el pedido mínimo sea de 15 euros. El coste del reparto para el restaurante es el 25 %, mientras que el cliente paga 3’5 euros. “El delivery actual es abusivo: los restaurantes llegan a pagar hasta el 40 o el 45 % del pedido, y todo para que el cliente pague 90 céntimos por la entrega, o el mismo precio que si fuera a comprarlo directamente”, señala Forés, quien añade: el servicio de entrega a domicilio no es “low cost, sino premium, y se tiene que pagar”. Y quien no quiera hacerlo, que camine hasta el restaurante, añade.

Campaña de micromecenazgo
La puesta en marcha de Rodant ha sido posible gracias a una campaña de micromecenazgo, que les permitió reunir 9.000 euros para atender los primeros gastos, como el alquiler del local o la adquisición de bicicletas.
En la comida a domicilio hacen entregas en un radio de 3’5 kilómetros a la redonda del restaurante –prácticamente cubren toda la ciudad de València, salvo alguna pequeña zona-, mientras que en la mensajería llegan también a Paterna, Burjassot o Godella.
Gracias a Rodant Bicimissatgeria, València se une a Madrid, Barcelona, Bilbao, Vitoria y Zaragoza como ciudades que disponen de una alternativa a «la explotación salvaje de las plataformas digitales de reparto». Y lo hace desde Benimaclet, como no podía ser de otra manera.