Benimaclet es el barrio que ha visto nacer a Maluks, un cuarteto de música electrónica formado por cuatro mujeres jóvenes que tienen las ideas muy claras y que acaban de sacar su primer álbum, «Som i vibrem», compuesto por once temas en los que reivindican que han venido para quedarse, para que haya mujeres en el escenario y “por todos lados”, y para hacernos vibrar hasta la luna.
Marina Bolea, Núria Pons, Laura Honrubia y Maria Deltell tienen entre 23 y 30 años y conforman este grupo nacido en 2019 que, tras triunfar en las redes sociales con seis canciones y tocar en festivales como Feslloc, Festivern o el Viña Rock, ha lanzado su primer disco. A ritmo de dancehall, dembow, rap y timba latina, aseguran que han venido para bailárselo y para cantárselo todo, e invitan a mover las caderas para cerrar heridas.

El origen de Maluks
De la creación de Maluks tiene la ‘culpa’ Marina Bolea, una vecina de Benimaclet que siempre había querido tener un grupo musical y un día decidió que era el momento de ir en serio. «La música siempre ha estado presente en mi vida, aunque desde un aspecto más clásico, porque toco el violín«, cuenta a Disfruta Benimaclet Marina, quien explica que le apetecía cambiar ese registro y «poder disfrutar encima de un escenario bailando tu propia música«.
Así que enroló en esta aventura a Núria Pons, amiga del barrio, y a Laura Honrubia, que tocaba con ella de la Orquesta Filarmónica de la Universidad y que también dijo que sí enseguida. Para completar el grupo querían una DJ y pensó en Maria Deltell, una conocida que había pinchado en el Rototom y cuyo estilo podía ir en la línea musical del grupo.
La música y las ganas de crear un grupo, de reivindicarse y de empoderarse ha sido el nexo que ha unido a dos chicas de Benimaclet, una de Albacete y una de Monòver (Alicante). Empezaron a reunirse en Benimaclet, donde tenían casas para poder hacerlo y donde trabajan tres de ellas, aunque posteriormente se trasladaron a Alboraya, que alberga su local de ensayo. Pero Benimaclet «es nuestro barrio de inicio«, reivindican.

‘Menea tus caderas y verás cómo cierra la herida’, dicen sus letras. Imagen cortesía de Maluks/Jaume Verdú
Por qué llamarse así
El nombre del grupo tiene que ver con que buscaban uno corto y que tuviera que ver con la mujer. Se les ocurrió ‘malucs’, el nombre en valenciano de las caderas, una parte que estas chicas usan mucho para bailar, y que además es identificativa de la figura de la mujer. Luego cambiaron la ‘c’ por la ‘k‘, porque pensaron que quedaba mejor, y quedó bautizado así el grupo.
«Además, muchas gente nos llama ‘Las Maluks’, con lo que hemos transformado una palabra en que en su origen es masculina (‘els malucs’) en una femenina, lo que también tiene mucho que decir», destacan.
Buena acogida
Admiten que el grupo “está funcionando bien” y tiene “una buena acogida”, y lo atribuyen a que algo de lo que hacen “ha impactado”. Saben que el hecho de ser cuatro mujeres sobre el escenario llama la atención, aunque esperan que llegue el momento en que no sea eso lo que más destaque, sino su calidad musical.
“También sorprende que, en vez de una voz plana, canten tres chicas haciendo armonías, que es un poco nuestro rasgo distintivo. Y todo ello mezclado con música electrónica”, señalan.

Afirman que esa forma de hacer música es “bastante novedosa”, aunque no son las únicas, y de hecho explican que “beben” de muchos grupos a nivel internacional y estatal que hacen este tipo de cosas. También hay grupos valencianos que hacen música electrónica, pero las suelen acompañar con rap más que con armonías.
El público al que llega Maluks está entre los veintipocos años y los 35, si bien su objetivo es poder llegar a “todos los públicos”, incluida la gente más joven, adolescentes que está en el instituto, porque piensan que tienen una música bastante bailable, accesible para estas edades y además con mensajes que son positivos para estas generaciones.
Música con mensaje
Porque Maluks defiende que a través de la música electrónica es más fácil tratar temas y hacer llegar mensajes “probablemente parecidos a los que escuchan en su vida diaria a través de charlas, a las que a lo mejor no prestan tanta atención”.
Para estas chicas, la música es “un altavoz”, una manera “muy bonita” de hacer llegar mensajes de manera a veces más directa, a veces más implícita, relacionados con el amor propio, fomentar el amor sano, o el empoderamiento.

También recurren en ocasiones a mensajes “más políticos”, como por ejemplo en su canción ‘Contra l’oblit’, una electro-cumbia antifascista, o en ‘Furioses’, un tema anticapitalista contra el PAI o contra la especulación de los terrenos de Benimaclet, en el que reivindican que “el barrio es vida” y que aunque les “arrancan las raíces” siguen “latiendo”.
“Escribimos en base a lo que pasa en nuestro entorno y a lo que nos pasa a nosotras, y lo hacemos siempre debatiendo todas las letras, para que todas nos sintamos cómodas con cada palabra”, nos cuentan.
Un disco como presentación
La idea inicial de Maluks era ir sacando canciones sueltas, porque pensaban que la gente “no tiene tiempo ni una disquetera para escuchar un disco”, algo que hoy en día les parece que “ya ha pasado un poco de moda”.
Sin embargo, desde la discográfica y desde la productora les explicaron que un disco es una “carta de presentación” en la que se recopila el trabajo hecho, por lo que dieron el paso de crear un álbum, una decisión que ven “acertada” porque da “coherencia” a la labor desarrollada hasta el momento.
‘Som i vibrem’ ha sido producido por Puxi en la Sala Troika de Manresa con la discográfica Propaganda pel fet!, y ha contado con colaboraciones de La Fumiga, ZeBRASS, Pupil.les, Palau d’Orxata System, Tremenda Jauría, Carles Belda o Chalart58.

La pandemia de coronavirus les pilló en medio de la creación del disco, lo que obligó en un primer momento a recurrir a las llamadas para crear a distancia las letras y las melodías, hasta que se pudieron reunir de nuevo.
El coronavirus también se llevó por delante la veintena de conciertos que tenían programados para el verano pasado, muchos de ellos en Cataluña, por lo que esperan con ilusión la gira del disco, que ya tiene cerradas actuaciones entre marzo y junio en València, Castelló, Vilanova i la Geltrú, Barcelona o Manresa.
Creatividad en Benimaclet
Las Maluks reivindican que Benimaclet es un barrio “vivo” y con “mucho movimiento”, en el que hay “tanta oferta cultural y tantas actividades” que permite familiarizarse desde bien pequeñas en la educación en las artes, sobre todo en la música.
De hecho, dos de las componentes del grupo se formaron en el Centro Instructivo Musical, una sociedad y un edificio centenario que aseguran “marca” a quienes pasan por allí. Benimaclet “es un barrio que nos lleva mucho a ser creativas, a sacar lo mejor de nosotras mismas y a expresarnos de la mejor manera posible, en nuestro caso, mediante la música”, aseguran.
Si todavía no conocéis la música de Maluks, daos una vuelta por ella. Letras como “No more pors, no more plors” o «Nos tenemos unas a otras, no estamos solas» os están esperando.