En estos tiempos extraños en los que pasan cosas que nunca imaginamos, parece que solo falta que nos visiten los alienígenas. Pues en Benimaclet ya lo han hecho: en varios puntos del barrio, como en el antiguo depósito de agua o muy cerca de la plaza, han aparecido unos curiosos aliens.
Detrás de esta incursión de otro planeta está Techo de menos, el nombre artístico de un joven valenciano de 25 años que estudió Diseño gráfico, aunque desde 2013 se dedica en su tiempo libre al arte urbano.

Su última creación son unos alienígenas de madera que él mismo corta, pinta y barniza, de los que calcula que habrá pegado ya una treintena en distintos puntos sobre todo de la ciudad de València, aunque también de Requena o El Perellonet, donde creció. Su último destino ha sido Benimaclet, un barrio que conoce bien ya que tiene muchos amigos aquí.
Alienígenas en Benimaclet
“Benimaclet tiene potencial, porque hay mucha gente que vive cerca del arte o tiene actitud de acercarse a él”, explica a Disfruta Benimaclet el autor, quien opina que se trata de “un buen barrio para hacer intervenciones artísticas, porque la gente las entiende”.
Techo nos cuenta que su obra sigue un hilo conductor: habla de la soledad y del hecho de sentirse diferente. “Cuando me sentía así, pensaba que era de otro planeta”, recuerda el artista, quien descubrió entonces un movimiento en la red social de fotografía Tumblr que hablaba “hablaba sobre los aliens y el espacio”.

Era “gente que se sentía como yo y hablaba de que tampoco se sentían de aquí y de que necesitaban más espacio”, señala el autor, quien añade que por eso empezó a hacer arte urbano con aliens. “Siento que cuentan mucho de mí y de las personas que también se sienten así”, asegura.
Inspirado en Banksy
La idea de dedicarse a este tipo de arte le vino hace unos años, tras ver la película documental ‘Exit through the gift shop’ (‘Salida por la tienda de regalos‘), dirigida por el Banksy, pseudónimo del famoso autor de arte urbano británico cuya identidad real se desconoce.
“Descubrí el arte urbano por él, y me obsesionaba saber que había más gente como Banksy que dejaba piezas preciosas en la calle y al alcance de todos”, cuenta Techo, quien cita a Blek le Rat, Spaceinvader, Keith Haring, Clet Abraham o David de Limón.
Así que, mientras estudiaba la carrera, salía por València a hacer arte urbano con su amigo Victin. “Él se subía a mi espalda y pegaba sus Playmobil; yo pegaba marcos de madera con los que encuadraba grietas en la pared o manchas de pintura que me gustaban”, rememora.

Los aliens
Finalmente, hace un año empezó con los aliens de madera, un material que le permite expresarse y que siempre le ha gustado gracias a su abuelo, que la trabajaba mucho. Al principio le costaba todo un día crear una pieza, pero asegura que ya le ha “cogido el truco” y puede hacer cinco en una jornada.
“Para mí es bastante bonito el hecho de sentarme, cortarlos a mano y luego pintarlos y barnizarlos; es un proceso que de principio a fin me parece enriquecedor”, argumenta.
Entre la pandemia de coronavirus -que no le ha permitido salir a la calle tanto como quisiera o que en el confinamiento le impidió ir a comprar materiales- y que estaba “madurando la técnica”, estuvo un tiempo en el que no creó muchos alienígenas. “Pero ya he hecho otros 30 en muy poco tiempo, y ahora voy a pegar más masivamente, que es de lo que trata el arte urbano”, reivindica.
Lugares elegidos
Techo explica que pega sus obras en sitios “bien visibles” y donde pueden “generar mucho impacto”. Los aliens aparecen directamente “en tu calle o en tu barrio”, y llegan “a muchísima gente”, la que pasa por esas zonas, destaca.

En su opinión, el que más llama la atención es el que puso en el túnel que conecta el metro de la estación de Bailén con Ruzafa. “Es un alien que está al otro lado de un cristal; quería pegarlo ahí porque la gente iba a flipar y a hacerse mil preguntas”, señala.
Porque, para Techo, así es como concibe el arte urbano: “generar preguntas en la calle”. Y de paso confiesa que le gusta “escalar sitios” o “colarse por agujeros”. Ahora cuenta ya con una escalera extensible para poder llegar a sitios menos accesibles.
En Benimaclet podrás encontrar sus alienígenas en el antiguo depósito de agua de la esquina de la calle Enrique Navarro con Mistral; sobre el Piolín del kiosco de la calle Murta con Mistral; en el comienzo de la calle Puçol; en la calle Barón de San Petrillo, y en la calle Reverendo Rafael Tramoyeres.

Por qué Techo
¿Y por qué el nombre artístico de Techo de menos, abreviado Techo?. Pues tiene relación con el temor a sentirse solo, al abandono, que es la base de su proyecto artístico. “Tenía mucho en la boca el ‘te echo de menos’, se lo decía de los amigos, y empecé a llamarme así”, explica.
Como curiosidad, los aliens que va dejando por las calles no van acompañados de su firma. “Simplemente los dejo y ya está, sin firma ni nada”, nos cuenta. No obstante, después de colocarlos sube a su cuenta de Instagram (@techode.menos) imágenes y animaciones de sus creaciones, gracias a lo cual le llegan mensajes de gente que los ha visto y que incluso le envían fotos.
Este artista, que siempre quiso ser ilustrador desde que era niño y al que también le gustan otras disciplinas artísticas, como la música o la fotografía, asegura cuando le preguntamos si el arte urbano está actualmente de moda que “siempre lo ha estado”.

Hasta ahora ha colocado sus piezas en barrios como Russafa, El Carmen o Benimaclet, donde considera que hay “más movimiento cultural”, aunque desvela que en un futuro le gustaría pegarlas también en lugares como Malilla o San Isidro.
Vuestro próximo paseo por Benimaclet lo podéis dedicar a la búsqueda de cinco alienígenas que, en el fondo, son una metáfora de cuando nos sentimos raros, diferentes o que no acabamos de encajar con el entorno. Unos estados de ánimo muy propios de tiempos de pandemia.