Después de permanecer dos meses cerrada tras la repentina muerte de su creador, Estudio 64, la coqueta librería galería especializada en ilustración ha vuelto a abrir sus puertas en la Plaza de Benimaclet. Y lo ha hecho de la mejor manera posible, con una exposición homenaje a Javier Undiano, el hombre que hizo realidad su sueño de abrir un local centrado en el mundo de la ilustración.
Un sueño que hoy se mantiene, a pesar de que él ya no esté. “Reabrimos no por el negocio, porque una librería no es un negocio floreciente, sino por seguir con su proyecto, que era su ilusión”, explica a Disfruta Benimaclet Julio Antonio Blasco, “Sr López”, el ilustrador que ayudó a levantar el negocio hace cinco años y a gestionarlo, y que mantiene su estudio en la trastienda del local.

El homenaje de 47 ilustradores
Un total de 47 ilustradores se han brindado de forma desinteresada a caricaturizar, retratar y en definitiva homenajear a Javier con obras elaboradas en grafito, acuarela o de forma digital que han llegado a la librería desde lugares como València, Madrid, Berlín, Cuzco o París.
Muchos de ellos han expuesto o han presentado sus obras en la librería, como Nacho Casanova, Carlos Ortín, Daniella Martínez, Carlos Ortín, Lalalimola o Txemacantropus.
Y algunos, como estos dos últimos, participaron hace cinco años en la primera exposición de Estudio 64, que llevaba el mismo título que la actual –“Cómo me gustaría que estuvieras aquí. I wish you where here”-, y para la que se buscó a creadores que tuvieran o hubieran tenido relación con Benimaclet.
Hasta el 16 de enero de 2020 puede verse a la entrada de la librería esta exposición, y una vez finalizada se podrán adquirir las obras en formato A4, que es el que está expuesto, o en A5, por un precio simbólico que cubre los gastos de gestión, ya que el objetivo es recordar a Javier.

Un aniversario
Estudio 64 retoma su andadura en pleno centro histórico de Benimaclet pocos días después de que esta aventura haya cumplido cinco años de vida, ya que levantó la persiana por primera vez un 29 de noviembre de 2014. Aunque por cuestión de trámites ha habido que vaciar y volver a llenar la librería, quienes entren al local apreciarán pocas diferencias.
“Hemos seguido la pauta y el perfil de librería de Javier tenía en marcha”, asegura Julio, quien precisa que muchos de los libros que había -desde cómic a novela gráfica pasando por libros ilustrados- se han vuelto a pedir, y se puede volver a encontrar obra gráfica, cerámica, juguetes, camisetas e incluso más tazas que antes.
Para atender al público se ha buscado la complicidad de Lola Blasco, quien “siempre ha estado en el equipo, aunque un poco más puntualmente”, pues por ejemplo colaboraba con Estudio 64 en la Feria del Libro o en campañas como la de Navidad.

Y se van a retomar proyectos que se quedaron en el tintero cuando Javier enfermó, como el taller y la exposición “El cupón falso”, de la ilustradora Ana Pez; una exposición del ilustrador valenciano Javier Godoy; y una exposición y un taller con Jesús Cisneros.
Benimarket
Julio nos cuenta además que está previsto poder volver a poner en marcha otra de las iniciativas impulsadas por Javier, el Benimarket, el mercado de productos originales y diferentes que algunos domingos llenaba la plaza de Benimaclet y la animaba con sus colores y sonidos.
“El de Navidad no ha podido ser, pero nos gustaría poder celebrar los de primavera, en abril, mayo y junio”, señala Julio, quien precisa que después de todas las ediciones celebradas “está todo muy encaminado y funcionaba ya casi solo, de una manera muy mecánica”.
Seguir adelante con Estudio 64, una librería “especial y especializada”, es una manera de que Javier, “en cierta forma, siga con nosotros”, explica Julio, quien agradece el apoyo incondicional y las muestras de cariño recibida estas semanas. E invita a acercarse a conocer la exposición colectiva de homenaje al alma de esta iniciativa que ha contribuido a acrecentar la singularidad de Benimaclet.

Nada más cruzar las puertas del local, os volveréis a encontrar con Javier: rodeado o sentado en una pila de libros, paseando a su perra Lupita, a lomos de un libro gigante, pensativo tras sus gafas y su media sonrisa, o incluso transfigurado en un curioso animal.
Muchos de los artistas lo conocían; otros no pero les habían hablado de él, y hay quien simplemente le había visto alguna vez en la librería. Pero a todos les ha apetecido contribuir a que el sueño al que tantas horas dedicó este zaragozano al que le gustaba el dibujo, la música disco (de ahí el nombre del local), y también Benimaclet, siga adelante.