MÚSICA, SOCIEDAD

Benimaclet: aquí se baila swing

La plaza de Benimaclet se convierte casi todos los sábados por la tarde y los domingos a mediodía en un escenario al aire libre en el que suena música swing (un estilo de jazz surgido en Estados Unidos en los años 20 del siglo pasado y que fue muy popular hasta los años 40) y varias parejas muestran cómo se baila.

Se trata de Lindy Hop, un baile que combina energía, alegría e improvisación. Toma su nombre de una fiesta celebrada en 1927 para conmemorar el primer vuelo sin escalas entre América y Europa a través del Atlántico, que protagonizó Charles Lindbergh (Lindy diminutivo de su apellido y hop de ‘salto’  de una costa a otra del océano).

Y quienes hacen posible este baile social en la calle, denominado también “clandestino” (en alusión a cómo quedaba la gente para practicar este baile de origen callejero), son las dos escuelas de swing que hay en Benimaclet, llamadas Savoy y Satchmo, cuyos responsables han contado a Disfruta Benimaclet su historia.

Los propietarios de la escuela de swing Savoy, en Benimaclet
Fran y Valeria, propietarios y profesores de la escuela de swing Savoy. ©DsftBenimaclet

Escuela de swing Savoy

En la calle Doctor Vicente Zaragozá, junto a las vías del tranvía, está la escuela Savoy. Debe su nombre de la mítica sala del Harlem de Nueva York que por primera vez integró a bailarines afroamericanos y blancos y que poseía una enorme pista de baile.

Sus propietarios y profesores, Fran y Valeria, abrieron en septiembre de 2016 el local, en cuya fachada de puede ver a Billie Holiday y a Willa Mae y Leon James en una escena típica de lindy hop de los años 20. Fran es oboísta y muy aficionado a la música, sobre todo al jazz, y cuando descubrió que este se bailaba aficionó bastante. “Esto en un hobby que se me ha ido de las manos”, afirma entre risas.

Valeria es psicóloga y desde que descubrió este baile afirma que no ha parado de practicarlo, pues asegura que “engancha muchísimo”. Cuando pensaron dónde abrir la escuela de swing, optaron por Benimaclet, pues aunque Fran es de Castellón y Valeria es de Rusia, conocían el barrio y siempre les había gustado “su encanto, que es muy especial”.

Más de 400 alumnos

Explican que en la actualidad más de 400 alumnos pasan de lunes a viernes por la tarde por sus veinte clases semanales (una de ellas para niños). Precisan que predominan los jóvenes, porque “este baile es un deporte” y requiere que la gente “esté en forma”.

Pero destacan que en la escuela cuentan con personas de todas las edades, “que es lo que enriquece; antes de entrar a clase y al salir se juntan, y se crea un ambiente muy chulo”, aseguran.

La plaza de Benimaclet tomada por el swing
Valeria y Fran bailan junto a sus alumnos en la plaza de Benimaclet. ©DsftBenimaclet

Además, los sábados por la tarde -salvo que tengan otro acto en la escuela o fuera de ella- acuden a la plaza de Benimaclet con su equipo de música a hacer un clandestino, baile social en la calle. Ahora están enfrascados en la preparación de un festival internacional que se celebrará del 12 al 14 de abril, denominado Stompin at the Savoy 2019, donde clases y fiestas se darán la mano gracias a ocho profesores procedentes de varios países, como Grecia. Suecia o Corea, acompañados de casi cuarenta músicos valencianos.

Al margen de esto, los miércoles se quedan bailando un ratito en la escuela después de las clases. Y que mientras se imparte clase en una de las dos aulas que tienen, en la otra ponen música desde las 19 hasta las 22 horas para que los alumnos que lo deseen puedan ir a bailar.

Destacan que son una escuela solamente de swing, pues consideran que hacían falta escuelas de solo un tipo de baile, y agradecen la implicación del barrio en este proyecto. “Cada vez se ha ido apuntando más gente y ahora somos una enorme familia”, indican Fran y Valeria, para quienes Benimaclet es un barrio “muy unido”.

Escuela de swing Satchmo

En la calle Albocácer está Satchmo, la escuela de swing de Nina y Jesús, quienes imparten clases, junto a otros cuatro profesores, en el local que abrieron hace tres cursos, en septiembre de 2016. Los vinilos de las ventanas llevan nombres de personajes míticos del jazz, como Ella Fitzgerald, Duke Ellington, Benny Goodman o Alberta Hunter.

Y por supuesto, el del trompetista de jazz Louis Amstrong, cuyo apodo da nombre a este local: le llamaban ‘Satchmo’ por ‘satchelmouth’ (boca de bolsa), en alusión a la forma que adoptaba su boca cuando soplaba para tocar.

Los propietarios de Satchmo bailan swing en Benimaclet
Jesús y Nina bailan swing en una calle de Benimaclet. Imagen cortesía de Satchmo

“Sabemos que es muy difícil de pronunciar, pero luego la gente se acostumbra”, señala ente risas Nina, quien junto a Jesús empezó a bailar swing en 2011. Primero impartieron clases en otra escuela, hasta que decidieron que les apetecía montar la suya propia.

Cuando se les pregunta de dónde les viene la afición, ambos lo tienen claro.  Nina señala que en su casa siempre se ha escuchado música y que en su país de origen, Francia,  probó a bailar swing hace muchos años, aunque no le gustó mucho. “Pero luego aquí los vi por la calle y empecé a bailar: así de fácil”, añade.

“Lo mío es mucho más fácil: a mí me engañaron”, indica risueño Jesús, quien explica que al principio no quería bailar, pero le llevaron a probar y le gustó. “Empezó como una afición, luego se convirtió en dedicación, pasó a mucha más dedicación y al final decidimos montar nuestra escuela”, explica.

Benimaclet, una pequeña familia

Y aunque no son de Benimaclet, enseguida pensaron para su aventura en este barrio, del que les gusta que sea “mitad ciudad, mitad pueblo”, y que se viva “como una pequeña familia”, en el que los comercios colaboran entre ellos.

Bailando swing en las calles de Benimaclet
Los propietarios de la escuela de swing Satchmo, en una imagen cortesía de esta escuela

Por su local pasan de lunes a viernes más de 200 alumnos por las quince clases que imparten entre las 18,30 y las 22 horas. Aunque el perfil inicial era de gente  bastante joven, de entre 20 y 35 años aproximadamente,  aseguran que en el último año ha acudido gente de todo tipo: desde estudiantes a por ejemplo gente que trabaja y tiene su familia.

“Es una cosa que nos gusta mucho, porque es lo que pasa en el barrio: se mezclan distintos tipos de personalidades”, indica Nina, quien añade que “se llevan súper bien” todos. Enseñan varios tipos de baile: Lindy Hop, Authentic Jazz (baile individual, con pasos clásicos de jazz y charlestón) y Balboa (con música más rápida, es un baile como más pequeño y más cerrado).

Al margen de las clases, explican que los domingos al mediodía suelen ir a bailar clandestino a la plaza de Benimaclet. Además, cada dos jueves por la noche van a bailar al bar Clandestí, en la calle Poeta Asins. Y una vez al mes celebran un “Meeting”, en el que hablan de la cultura del swing y de algunos artistas, para que además de bailar se conozca que “hay mucho detrás”. La comida la trae otro local del barrio, La Pentola.

Después de leer este artículo, ya sabéis que si queréis aprender a bailar swing o ver cómo lo hacen, Benimaclet es vuestro barrio.

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