Un virulento incendio intencionado quema de madrugada una quincena de vehículos y algunos contenedores en la calle Enrique Navarro de Benimaclet, en el tramo comprendido entre Mistral y Barón de San Petrillo.
Un misterioso suceso con el que arranca “Napalm”, un libro que acaba de recibir el premio Millor Novel.la de Valencia Negra 2018, y que han escrito dos vecinos de Benimaclet: Jordi Colonques (Vila-real, 1976), quien lleva diez años viviendo con su familia en el barrio en el que previamente residió cuando era estudiante, y Joan Canela (Barcelona, 1976), quien desde hace cuatro años es uno más de Benimaclet.
Tres barrios protagonistas
En esta novela, ambientada completamente en València, hay tres barrios que son protagonistas: Benimaclet, Orriols y El Cabanyal, escenarios que sus autores no han escogido al azar, sino porque los conocen muy bien. Eso les ha servido para dar verosimilitud, a través de los detalles, a una historia hiperbólica, un poco alocada y hasta surrealista.

Y en un local de Benimaclet, el Terra, que aparece reflejado también en la novela, Jordi y Joan explican a Disfruta Benimaclet qué les movió a escribir este libro, que ha sido posible gracias a restar muchas horas de sueño. Está protagonizado por desheredados e invisibles del sistema a los que la crisis económica les ha pasado por encima y que se atreven a hacer su pequeña gran venganza contra las altas esferas de poder, aún a sabiendas de que nada cambiará al día siguiente.
La plaza de Benimaclet
En las páginas de “Napalm”, los vecinos de Benimaclet pueden seguir mentalmente el recorrido que hace Manuel, un anciano que vive en la plaza, “justo encima del corazón de la fiesta”, cuando sale a pasear con su cuidadora, la colombiana Claudia, y llega hasta la plazoleta José María Trenco tras pasar por la calle Santo Espíritu y Enrique Navarro. O el paseo que se da el novio de Claudia, Mario, tras salir de la parada de metro de Benimaclet, mientras hace tiempo para reunirse con ella.
“Hay gente que nos dice que para qué tanta descripción de las calles … yo me he hartado de leer novelas donde te hablan de las calles y avenidas de Brooklyn”, señala Joan, a lo que Jordi añade que no les avergüenza citar las calles donde transcurre su historia, pues precisamente en su novela la idiosincrasia y personalidad de cada barrio “participan en la acción de manera muy directa y muy activa”.

Ambos han querido trasladar a la novela escenas de su vida cotidiana, como los mayores y sus cuidadoras a los que ven cuando recorren el barrio, y paisajes que conocen bien, como la calle de Benimaclet en la que arden los vehículos, que es en la que vive Joan.
También explican que han buscado reflejar un barrio donde han vivido muchos estudiantes de comarcas, donde los movimientos alternativos tienen “más presencia” que en otras zonas, y donde el ambiente es muy urbano, pero aún hay mucha gente que vive del campo.
Crítica social
“Napalm”, editada por Bromera tras quedar finalista del Premi de novel.la ciutat de Alzira, pese a que las obras finalistas no se suelen publicar, es una novela negra, pero también muchas otras cosas, como admiten sus autores. Es una obra de crítica social y denuncia, de realismo sucio (con historias de seres muy marginales, realidades muy duras y escenas de sexo muy explícitas), una novela “pulp”, literatura underground y hasta una guía alternativa de la ciudad de València.
La idea de “prenderle fuego a todo como una solución a la desesperada” marca el desarrollo de esta novela, para la que la editorial llegó a proponer un título más relacionado con la “estructura pirotécnica” que sigue, aunque Jordi y Joan optaron por “el más genérico de Napalm, para que la gente tuviera que descubrir qué pasaba y dónde aparece ese combustible”.

Ambos reivindican que, aunque València es casi una protagonista más de esta novela, se trata al mismo tiempo de una historia “muy universal”, que se podría ambientar en cualquier otra ciudad del mundo occidental, pues en todas hay gente que lo está pasando “muy mal” y que ha quedado “muy pillada” por la crisis. “Describimos una realidad de precariedades que están más extendidas de lo que nos gustaría”, asegura Joan.
Álex de la Iglesia
Defienden la necesidad de una ficción valenciana que hable de los problemas contemporáneos, y admiten la influencia en su obra del escritor Ferran Torrent, “uno de los primeros que se atrevió a hacer novela negra ambientada en València y que creó incluso un argot y unos giros lingüísticos” para este género.
Y desvelan que el director de cine Álex de la Iglesia tiene un ejemplar de esta novela, que a muchos recuerda “El día de la bestia” o “Acción mutante”.

Jordi admite que otro escritor que le ha marcado es el cubano Pedro Juan Gutiérrez, de quien le llamaron la atención sus historias marginales y violentas en un barrio muy degradado de La Habana, y pensó que se podría trasladar ese concepto a barrios populares de València.
La novela, de la que sus autores piden no dar muchos detalles para no desvelar la trama, concluye con una solución “salvaje y muy desproporcionada” que sirve a sus protagonistas como catarsis, aunque su esfuerzo es “un poco estéril”.
Así, desgranan Joan y Jordi, las cosas continuarán igual al día siguiente: los poderosos seguirán con su poder, y los marginados en el punto más bajo de la pirámide social. Pero con la satisfacción puntual de haberse atrevido a acometer su venganza.
Els bassals s’evaporen a l’instant i al barri de Benimaclet, a frec de l’horta d’Alboraia, l’olor de terra humida dels bancals propers i la potent sentor de fem dels camps adobats amara cada racó». (Napalm)