Benimaclet cuenta con un instituto de Educación Secundaria, el IES Francesc Ferrer i Guàrdia, que ha cumplido ya 27 años y cuya creación fue posible gracias a las movilizaciones y reivindicaciones de los vecinos del barrio. Está ubicado en una calle paralela a las vías del tranvía, muy cerca del colegio público Pare Catalá, y para su construcción incluso hubo que desviar la acequia de Mestalla.
Unos 400 alumnos estudian actualmente en este instituto de tamaño mediano, donde la comunidad escolar convive muy bien y que desarrolla proyectos muy interesantes. Pero tiene un problema de infraestructura: su patio se asemeja más a un solar que a una instalación de un centro educativo.

Un patio como un solar
Por ello, la asociación de madres y padres del centro ha impulsado una campaña denominada “El pati que patim, el pati que volem”, destinada a llamar la atención de una administración educativa que, según aseguran, es consciente de la situación del patio, pero en la que no han encontrado “ninguna receptividad” a las demandas que llevan planteando desde hace muchos meses.
“Es evidente, nada más verlo, que el patio prácticamente no está acabado”, explica a Disfruta Benimaclet el presidente del AMPA, Enric Senabre, quien resume gráficamente su estado: “es como un solar”.
Así, destaca que se trata de una superficie con desniveles, escalones y barreras físicas, sin ningún elemento que proporcione sombra los días de calor y que cuando llueve se llena de agua, grava y barro. El patio tiene una pista de baloncesto y otra de fútbol, pero no cuentan con los bordes reglamentarios, y en la tierra de alrededor de las canchas deportivas crece una hierba que muchas veces pincha las pelotas e incluso causa pequeñas lesiones al alumnado en las actividades de Educación Física

“En las aulas se da clase, pero el patio es uno de los lugares más educativos y donde más habría que incidir”, destaca el presidente del AMPA, quien lamenta que el alumnado carezca de espacios donde poder charlar e incluso de bancos donde sentarse.
Ante esta situación, a mediados de diciembre estudiantes, familias y profesores dijeron “basta” y pusieron en marcha una campaña para reclamar un patio en condiciones. Su primera actividad ha consistido en un almuerzo de convivencia, durante el que se pintó un mural reivindicativo del patio que quieren.
“Es una forma de llamar la atención, de decir que estamos aquí”, señala Enric, quien añade que, tras pintar el mural, volvieron a presentar un escrito en la Conselleria de Educación con sus reclamaciones. “En función de la respuesta, decidiremos qué hacemos; pero no lo vamos a dejar pasar”, advierte.
Un patio vivible
“Queremos un patio vivible, coeducativo, saludable, donde se pueda practicar deporte y en el que básicamente se pueda convivir”, asevera el presidente del AMPA, quien reivindica que hay que “prestigiar la escuela pública en todos los sentidos”, también en lo que respecta a las instalaciones.

“¿Por dónde empieza la calidad? ¿Por qué la apariencia de los centros públicos es a veces tan triste, pese a que es la parte que más se ve?”, se pregunta Enric, quien lamenta que se “descuide totalmente” lo que se podría mostrar “como escaparate” de los centros.
“Queremos un patio vivible, coeducativo, saludable, donde se pueda practicar deporte y en el que básicamente se pueda convivir”
Así, destaca que la Conselleria de Educación ha “respondido bien” a las demandas del instituto relacionadas con las goteras del edificio o los problemas en la conducción de la luz y el gas, que se ha comprometido a solucionar, pero en lo que respecta al patio “no han querido entrar”, e incluso lo han considerado como una actuación “no importante”.
Un proyecto de mejora
El instituto ha hecho llegar incluso una propuesta a la Conselleria de cómo se podría mejorar el patio, elaborada por un padre del centro que es arquitecto, con el fin de aportar ideas a los técnicos de la Administración. Pero tampoco han recibido una respuesta.
Esa propuesta plantea un patio en el que haya gradas que acompañen a los campos de deporte, tiras de árboles que aporten sombras, bancos en algunas partes del recinto o un lugar donde se pueda dar una clase al aire libre.
“Son intervenciones relativamente simples: no queremos cubrir el patio, ni queremos una piscina o un pabellón cubiertos; queremos simplemente un lugar donde se pueda circular, convivir, y en el que el alumnado pueda estar”, señala Enric, quien asegura que no se trata de actuaciones “carísimas”.

El presidente del AMPA señala asimismo que no es necesario hacer toda la intervención “de golpe”, pero insiste en la necesidad de que se inicie un proceso que permita intervenir, “con sentido común y con sentido educativo”, en un patio en el que durante casi tres décadas no se ha actuado de manera integral.
De momento, un mural muestra cómo es el patio que quiere el Instituto Ferrer i Guàrdia de Benimaclet y por el que va a seguir peleando su comunidad escolar.