El Maratón de València 2017 llenó la semana pasada las calles de la ciudad de oleadas de corredores a la conquista de los ansiados 42,195 kilómetros. Un total de 16.315 aventureros lograron su objetivo y cruzaron la meta. Y entre ellos estaban, cómo no, vecinos y vecinas de Benimaclet, barrio por donde también pasó la línea dorada y la fiesta maratoniana.
Disfruta Benimaclet ha seleccionado varias historias de benimacleteros que consiguieron la proeza de completar el Maratón de València: la de un corredor que se enfrentó a su primer maratón, la de otro que dio giro solidario a su novena carrera maratoniana, y la de una pareja que fue la última en cruzar la meta, aunque lleva a sus espaldas más de 470 maratones.

PRIMER MARATÓN
Fede Terrés es un consultor informático de 43 años que lleva corriendo unos cuatro años por aquello de estar en forma y al que el año pasado le picó el gusanillo del maratón cuando hizo la 10 K de València que se disputa a la vez que los 42 K.
“Al volver de la carrera me crucé en el kilómetro 22 a los maratonianos, que aún iban frescos y con cara de alegría, y pensé: ¿por qué yo no? ¿por qué conformarme con una 10 K cuando toda esta gente se ha preparado y va intentar los 42 kilómetros?” , explica.
Así que Fede buscó dos entrenadores, del club Sanus Vitae, y se preparó para cumplir el objetivo -que ha logrado cumplir- de emular a esos maratonianos. “Del kilómetro 1 al 22 fue euforia desbordante, iba súper fuerte y con unas ganas locas. Del 22 al 32 empecé a notar cansancio, pero iba bien. Y en el 32 apareció el famoso muro, y de ahí al 42 fue sufrimiento”, señala Fede.

No obstante, asegura que al cruzar la meta sintió “felicidad por haber conseguido correr, no andar, los 42 kilómetros”. Este vecino de Benimaclet afirma que volverá a correr algún maratón más “seguro”, aunque no a corto plazo: “igual el de 2018, uno al año”.
MARATÓN SOLIDARIO
Para Fernando Blesa, de 47 años, este era su noveno maratón y asegura que ha sido “el mejor de todos”, pese a haber hecho su peor tiempo, gracias a haberlo corrido junto a la Asociación Valenciana de Ayuda a la Parálisis Cerebral (AVAPACE). Estaba “tocado” de un gemelo y, tras haberse apuntado al Maratón de València con Avapace Corre para colaborar en su objetivo de ser uno de los clubes más numerosos, pensó que era una buena opción correr junto a ellos a su ritmo.
“El público se desvive en aplausos cuando pasan los carros de Avapace y es complicado que te dé un bajón anímico con ellos, no hay problema de muros”, asegura Fernando, quien explica que cuando se corre en esta compañía “no se sufre tanto, porque solo piensas en el siguiente relevo de carro y en estar a la altura”.

Fernando, quien empezó a correr maratones en 2013 después de que tres años antes se iniciara en esto del running por aquello de perder peso, explica que cuando estás en la carrera y te adelantan los carros de Avapace “se te pone la piel de gallina”, porque como corredor reconoces el esfuerzo que conlleva. Y destaca que cuando en este maratón se dirigían a la salida (Avapace sale siempre en último lugar), recibir el aplauso del resto de corredores fue muy emocionante, más incluso que la entrada en la meta.
“Volveré a correr con ellos”, asegura este ingeniero técnico industrial, que se autodefine como “tuercebotas aficionado” y a quien le gusta correr para relajarse y sin planes de entrenamiento.
ÚLTIMOS DE PRIMERA
Los últimos en entrar a meta en el Maratón de València 2017, entre el caluroso aplauso del público y los voluntarios, fueron una pareja que reside en Benimaclet y que suma más de 470 maratones entre los dos. Se trata de Sonia Napolitano, de 67 años, y de Pepe Caballer, de 58. Ambos son miembros de la Sociedad Deportiva Correcaminos y desde hace diecinueve años comparten su vida y su pasión por los maratones.
Tanto es así, que este maratón de València era el número 202 para Sonia (el 33 de València, prueba que empezó a correr en 1985 y desde entonces es una abonada a ella) y el número 272 para Pepe. Juntos han corrido maratones por toda España y también por el extranjero, como en Francia, Reino Unido (de donde es originaria Sonia), Alemania, Portugal, Mónaco, Escocia o Marrakech.

Sonia se inició en esto de correr con 34 años, en la Volta a Peu de València de 1984, y ya al año siguiente dio el salto al maratón. Ahora está jubilada, pero durante años esta madre de cuatro hijos ha compaginado su trabajo en una empresa de limpieza con una afición en la que la principio había muy pocas mujeres.
Corre de media unos seis maratones al año, además de otras carreras, y asegura que correr no entiende de edad, aporta energía y permite conocer a mucha gente.
Pepe se inició en las carreras en la Volta a Peu de València de 1991, su primera maratón fue la de esta ciudad de 1993, y suele correr de media unos diez o doce maratones al año.
En total, han corrido 20.000 kilómetros solo en maratones, aunque tienen intención de seguir aumentando esa cifra mientras el cuerpo aguante.