Seguro que alguna vez, al pasear por Benimaclet, te habrás preguntado por qué una de sus calles está dedicada a un personaje nobiliario, el Barón de San Petrillo. ¿Qué pinta un barón en un barrio periférico de València?
La calle además no es una calle cualquiera, sino que en el pasado fue la calle principal de Benimaclet, y cabe pensar que durante siglos fue la vía que se utilizaba para llegar hasta la ciudad.
La calle para llegar a València
Si cruzas las vías del tranvía, continúas por la calle Cuenca Tramoyeres y sigues por detrás del colegio Alemán, habrás hecho parte del recorrido que los vecinos de Benimaclet seguían para poder llegar hasta València, y que luego continuaba entre campos y jardines hasta el Puente del Real. De hecho, te encontrarás con la calle Camino Viejo de Benimaclet, donde una coqueta alquería resiste entre grandes edificios.

Pero volvamos al Barón de San Petrillo. Su nombre real era José Caruana Reig Couprie de Laireau y Barrio. Nació en la Plaza de la Virgen en 1880. Su abuelo materno, que fue alcalde corregidor de València, quería que hiciera la carrera de leyes y de hecho llegó a iniciarla, pero la dejó nada más morir este y se dedicó a su vocación, la carrera naval. Como marino, viajó a Estocolmo, San Petersburgo, París o las Américas, y llegó a ser capitán de fragata de la Real Armada.
La baronesa era ella
No obstante, el título nobiliario se lo debe a su mujer, María Vicenta Gómez de Barreda y Salvador, con quien se casó en 1906, y a favor de la cual se rehabilitó en 1919 el título de una baronía que Felipe IV había creado en 1627. De esta forma, se convirtió en la décima baronesa de San Petrillo, y su marido adquirió en calidad de tal el mismo título.
A la muerte del barón, en 1955, el título pasó al mayor de sus siete sus hijos, José, y desde 1986 lo posee el hijo de este, José Alfonso Caruana Velázquez, nacido en 1934, que además de ser el XII barón de San Petrillo es el IX Marqués de Villamayor de Santiago.
La calle lleva el nombre de un barón que debe el título a su mujer, que en su juventud fue marino, y que amaba las letras.
Claro que, todo esto no aclara por qué el barón de San Petrillo tiene una calle en Benimaclet. La explicación hay que buscarla en las labores a las que José Caruana se dedicó una vez que se retiró de la Marina, en 1931. Desde ese momento se centró en el estudio de la literatura y de la Historia, y escribió varios artículos sobre diversos temas, como la genealogía, que le apasionaba, e incluso es autor de una novela.
Caruana fue director decano del Centro de Cultura Valenciana, así como académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos y de la Real Academia de la Historia. Pero fue la política la que está en el origen de su calle. En 1952 fue nombrado teniente de alcalde del Ayuntamiento de València, y desde ese cargo impulsó que se pavimentaran las calles de Benimaclet.
Hasta principios de los años 50, solo estaban adoquinadas la plaza y las calles más céntricas, mientras que el resto eran de tierra y se volvían impracticables cuando llovía, como relataba satíricamente en algún llibret de falla el poeta Carles Salvador.

Así que, al poco de fallecer, los vecinos y el alcalde pedáneo de Benimaclet pidieron que se le dedicara una calle, y desde el 27 de junio de 1956, apenas dos meses y medio después de su muerte, el barón de San Petrillo -que vivía en pleno centro histórico de València, en la calle del Salvador- da nombre en Benimaclet a la vía que antes se denominaba Porta Coeli, y anteriormente calle de Valencia, e incluso durante la Guerra Civil se denominó Miliciano Albors.
El primer banco de Benimaclet
En la calle Barón de San Petrillo se abrió además en los años 50 la primera entidad bancaria de Benimaclet, una sucursal del Banco de Valencia en el número 17, donde hoy continúa una sucursal de La Caixa, y donde antes estaba la bodega El Famós.
En esta calle estuvieron también los tres casinos que había en Benimaclet, como el del Centro Instructivo Musical (CIM), que desde 1910 permanece en el número 14, justo enfrente de la entidad bancaria, y es uno de los principales dinamizadores de la vida cultural del barrio.
Había otro casino en el número 19, el de La Falange, con cancha de frontón, teatro y cine de verano, y otro más en el número 39, donde luego estuvo el bar El Comercial, y que al parecer tenía un buen billar.

Precisamente, en ese número 39 está la casa de la pintora Pepa Nicolau, quien la adquirió en los años 90, y que según explica en la web Benimaclet Conta fue lugar de reunión de Vicente Blasco Ibáñez, Joaquín Sorolla y Benlliure.
La calle Barón de San Petrillo tiene además dos gastrobares muy interesantes (L’amagatall y Tallafocs), e incluso un local para degustar tartas caseras (Mamina’s), ubicado donde hace muchos años estuvo el centro de salud de Benimaclet.
En la intersección de la calle Barón de San Petrillo con Leonor Jovani podrás encontrar además en Fallas el monumento fallero que planta una comisión que acaba de cumplir 75 años de existencia.
Después de leer todo esto, seguro que contemplarás de otra manera esta calle paralela a la de Emilio Baró, que discurre entre Vicent Zaragozá y Francisco Martínez, y que debe su nombre a un barón que en su juventud fue marino y que amaba las letras.