El artículo de esta semana lo protagonizan dos iniciativas de uno de los colegios públicos de Benimaclet, el CEIP Pare Catalá: el modelo de organización de su AMPA, que ha sido galardonado por el Ayuntamiento de València como “Mejor solución creativa a problemas sociales”, y el programa “Compartim trucs”, impulsado por la orientadora del centro para que los alumnos se ayuden entre ellos y que ha recibido el reconocimiento del Consistorio.
L’escola que volem
El AMPA del Pare Català cuenta desde noviembre de 2016 con un modelo de organización en el que, más allá de tener una presidencia, una vicepresidencia y un tesorero -como marcan los estatutos de estas asociaciones-, se funciona a base de varias comisiones conectadas entre sí, una junta cooperativa y una asamblea de socios que cada primer día lectivo del mes adopta sus decisiones.

Esta forma de funcionar de carácter “horizontal y asamblearia”, que implica la participación activa de unos 40 padres y madres y que se ha reflejado en el documento “L’Escola que volem. La societat que viuran”, ha merecido uno de los Premios de Innovación Social que concede la Concejalía de Innovación del Ayuntamiento de València, dotado con 3.000 euros.
Una de las integrantes del AMPA, Almudena Navas, explica a Disfruta Benimaclet que el colegio contaba ya con una asociación de padres y madres “muy activa y combativa”, a la que hace unos meses se acordó dar un giro para “hacer más democrática la participación y construir ciudadanía”.
Almudena destaca que el elemento más importante tanto de la asamblea como de las comisiones es la comunicación, de manera que están en permanente contacto a través de la mensajería instantánea. Cada comisión adopta sus propias decisiones, las traslada a la junta cooperativa (formada por un miembro de cada comisión), y esta a la asamblea de socios, dado que “no se toma ninguna decisión sin que pase por ahí”.
Es una estructura “novedosa pero muy compleja de participación”, y por eso ha sido premiada, señala Almudena, quien explica que todas las decisiones se adoptan de manera coordinada y asamblearia en el seno de un AMPA es que “muy proactiva”, pues toma decisiones y propone cuestiones para mejorar el centro.

Ser escuela
“Nos creemos que somos escuela, que las familias y los niños somos parte fundamental de ella”, asegura Almudena, quien admite que esto “rompe con un modelo más tradicional” y por ello es necesario ir “trabajando poco a poco” y dejar patente que son “aliados” de los profesores que están con sus niños y niñas.
Esta pedagoga explica que muchos padres y madres que forman parte de este proyecto son educadores, sociólogos, mediadores, trabajadores sociales, arquitectos o animadores socioculturales, personas acostumbradas a desarrollar su trabajo desde la participación democrática y la construcción de ciudadanía.
De hecho, añade Almudena, la aplicación de esta nueva estructura surge de las experiencias individuales de personas “convencidas” e “ilusionadas”, y de la puesta en común de cómo les gustaría que fuera el AMPA y la escuela a la que llevan sus hijos e hijas.
Admite que, con esta organización, “dan más trabajo” al centro, ya que ofrecen proyectos que complican la labor de un equipo directivo que ya de por sí tiene un gran volumen de trabajo, pero reivindica que no quieren ser “clientes de la escuela”, sino que quieren “ser escuela”.

Las comisiones de la asociación
Podéis ver en el gráfico las comisiones en que se organiza el AMPA, que son técnicas y temáticas. Las comisiones técnicas se encargan de cuestiones como las Relaciones Externas (con otras AMPAS o con entidades como Escola Valenciana), Relaciones Internas (con la dirección del centro o el Consejo Escolar), Logística (material) o las Extraescolares, una cuestión “fundamental” en un colegio con 700 alumnos, y donde se organizan actividades de este tipo a mediodía y por las tardes, además de la Escuela de Verano.
Las comisiones temáticas llevan nombres tan sugerentes como “La Porta Verda”, que organiza fiestas interculturales y para dar la bienvenida al colegio a nuevas personas. También una comisión para el Fons Comunitari, encargada de gestionar un fondo económico que permita que todos los escolares puedan acceder a las actividades del centro, con independencia de su situación económica.
Y está la comisión “L’Escola que volem”, dedicada a pensar qué tipo de escuela quieren, con la colaboración de las familias y los niños. Precisamente, esta comisión organizó una jornada este curso en la que participaron más de cien personas para pensar el proyecto educativo del centro.
“No buscamos convencer ni imponer un modelo, sino crear entre todos”, asegura Almudena, quien admite que detrás de esta estructura hay “mucha vida” y “mucho tiempo” dedicado, ya que “los frentes son múltiples” pero es una forma de “construir el futuro del barrio” en el que viven sus hijos e hijas.
‘Compartim trucs’
Otra iniciativa de este centro que ha sido reconocida por el Ayuntamiento de València es “Compartim trucs”, por la que alumnos de quinto y sexto de primaria ejercen como tutores de alumnos de cursos inferiores y les enseñan “trucos”, por ejemplo para organizar mejor la agenda o planificar mejor sus trabajos.

El programa comenzó el curso pasado con ocho niños y acabó con 24, y este curso ha contado con un total de 38 alumnos, que hace unos días recogieron en el hemiciclo del ayuntamiento un diploma acreditativo de su participación en la iniciativa y un pase gratuito de un mes al Polideportivo del barrio.
La orientadora del centro, María José Bataller, cuenta a Disfruta Benimaclet que esta iniciativa, que se inicia con la firma de un “contrato para compartir trucos”, es una experiencia enriquecedora tanto para quien recibe la ayuda como para quien la da. Además, ha generado unas relaciones de empatía que han ido más allá del horario de este programa.
María José reivindica la importancia de la educación emocional en la escuela, y por ello ha impulsado también en el Pare Catalá iniciativas como “La llibreta dels sentiments”, un cuaderno situado en el aula bajo el cartel “Venimos a la escuela a ser felices”, en el que los alumnos pueden expresar cuestiones que les preocupan y alas que luego buscan solución entre todos los compañeros.

Un colegio con 37 años de vida
Todas estas medidas forman parte de una escuela pública que pretende educar en la generosidad, la solidaridad y el altruismo, como explicó su directora, Merxe Jiménez, en el acto de entrega de los diplomas, y aportar su grano de arena para construir un mundo mejor.
Por cierto, el colegio Pare Catalá, ubicado junto al Cottolengo Padre Alegre y frente a la peculiar finca Espai Verd (conocida también como El barco), ha cumplido ya 37 años de existencia, 27 desde la aplicación de la primera línea en valenciano.
El nombre del centro proviene de un párroco de Benimaclet, Francisco Catalá, quien falleció en 1899 y dejó en herencia unos terrenos que la parroquia de Nuestra Señora de La Asunción cedió posteriormente para fines educativos.