SOCIEDAD

La veterinaria que deja de cuidar a sus pacientes para cuidarse a sí misma

Nadia es la propietaria de la clínica veterinaria Vera de Benimaclet, lleva más de veinte años cuidando a los animales, y acaba de tomar una decisión que no le ha resultado fácil, pero es necesaria. La resume así: Es el momento de pensar un poquito en mí y de cuidarme.

La semana pasada colgó en su clínica de la calle Juan Giner un cartel con la frase ‘Cerrado por enfermedad’ y desde entonces no ha parado de recibir mensajes y llamadas que no ha podido contestar. Ahora ha decidido contar públicamente a través de este blog los motivos de su decisión.

Nadia en su clínica veterinaria de Benimaclet
Nadia en su clínica veterinaria Vera de Benimaclet. ©DsftBenimaclet

Primero, para que los sepan sus clientes, a los que no puede ir explicando uno a uno algo que le remueve cada vez que lo verbaliza. Y segundo, por si su testimonio puede ayudar a alguien que esté pasando también por un problema de salud mental a saber que no pasa nada por contarlo y pedir ayuda.

“Llevo tres años, que se dice pronto pero pasa muy lento, pasándolo muy mal día a día. He intentado todo: primero conmigo misma, luego pidiendo ayuda a mi familia y a mis amigos, y después pidiendo ayuda profesional. Empiezo a estar mejor, pero sigo sin estar bien, explica a Disfruta Benimaclet.

Siempre con animales

La vida de Nadia ha estado relacionada siempre con los animales. Empezó a gatear siguiendo a los perros que había en casa y pronto tuvo claro que los animales eran su pasión y quería estudiar Veterinaria. Nada más graduarse, en 2002, empezó a trabajar en urgencias y desde entonces no ha parado.

De las urgencias pasó a una clínica veterinaria en la que pronto se convirtió en la encargada y cuando vio que ya tenía bastante experiencia decidió abrir una propia en su barrio de toda la vida, Benimaclet. De hecho, el nombre de la clínica es un homenaje íntimo a sus abuelos, que están enterrados en el cementerio de Benimaclet, junto al Camino de Vera, a su familia y a su barrio.

La veterinaria que da un paso atrás en su profesión para cuidarse
Nadia en su clínica durante la entrevista con ©DsftBenimaclet

La inauguró en 2008, justo cuando estalló la crisis financiera. Pero la clínica funcionó, y de hecho su pareja se fue a trabajar con ella en este negocio familiar. Vinieron después más crisis, como la del covid, en la que los veterinarios fueron declarados esenciales y siguieron trabajando pese al miedo al contagio. O la dana del pasado octubre, que no le afectó directamente pero ha colaborado en lo que ha podido.

Cambios en el sector más una crisis personal

Sin embargo, Nadia nos cuenta que el sector está viviendo en los últimos tiempos un cambio, debido a que personas con alto poder adquisitivo pero poco conocimiento del sector están comprando clínicas y hospitales y bajando los precios, lo que está restando clientes a las pequeñas clínicas.

“Esto coincide con una crisis personal mía en el 2022 por un importante problema en el seno de mi familia paterna que a día de hoy no se ha resuelto, y cada vez me encuentro más triste y con menos ganas, pese a que soy una persona con energía”, rememora.

A ello se suma después la ley de Bienestar Animal de 2023, que no se consulta con los veterinarios y tiene “cosas mal hechas”. Y la puntilla la pone la ley 666/2023 sobre los medicamentos veterinarios, que conlleva “muchísima burocracia y muchísimo papeleo, que en una clínica pequeña “no da tiempo a gestionar”.

Y entonces a Nadia se le junta todo, su crisis personal y la nueva situación del sector. Está mal anímicamente y empieza a estarlo también físicamente: pierde mucho peso, se queda en 46 kilos, y aunque nunca ha pensado en el suicidio a veces cree que se está “consumiendo”.

La veterinaria Nadia en la clínica Vera de Benimaclet
Un rincón de la clínica Vera de Benimaclet con su propietaria. ©DsftBenimaclet

Comienza un proceso en el que al principio no se atreve a decir que tiene problemas de salud mental. Por ejemplo, al tener las defensas tan bajas pilló una gripe que le dejó tres semanas fuera de juego. “Yo decía que tenía gripe, pero también tenía ansiedad y una profunda tristeza”, señala.

El momento de una pausa

Nadia se emociona cuando explica que ha llegado un momento en el que ha tenido que tomar una decisión sobre su trabajo. «A mí me gusta mucho cuidar, pero me tengo que cuidar en estos momentos a mí«, asegura.

Para ello es necesario tomarse una pausa laboral, poner un punto que ahora mismo no puede decir si es “seguido o aparte”, pues solo pensarlo le pone peor. “Es un punto en el que tengo que cuidarme y ya veremos qué pasa. No está en mis manos en estos momentos decirlo”.

Nos cuenta que por muchos lados le han dicho que “no es el momento”, unos comentarios que le han hecho dudar e ir retrasando la decisión. “Pero he escuchado mi interior y tengo claro que sí es el momento” de hacer una pausa y centrarme en mi proceso de curación, asegura.

Fachada de la clínica veterinaria Vera de Benimaclet
Vista de la clínica veterinaria Vera de Benimaclet cerrada. ©DsftBenimaclet

Una mujer valiente

Nadia se recuerda de pequeña como una niña “súper feliz, muy decidida y muy valiente”, que se convirtió de adulta en una persona a la que le gusta comunicarse, hablar las cosas que no le gustan y muy empática con los demás.

Esa valentía le llevó a levantar su propia clínica de animales de compañía en Benimaclet, en la que nunca le han faltado clientes, y en la que ha atendido a cientos de perros y gatos del barrio.

Y esa misma valentía -eso no lo dice ella, os lo digo yo- le ha llevado a dar el paso no solo de centrarse en estar bien para que la gente de su alrededor también lo esté, sino de además hablar públicamente de la salud mental, un tema que sigue siendo tabú en nuestros días.

En este pequeño vídeo Nadia os cuenta personalmente su decisión:

Deja un comentario