ECONOMÍA, SOCIEDAD

La cooperativa centenaria de Benimaclet que sigue activa

Hace más de un siglo, cuando Benimaclet era una pedanía y todavía no existían los supermercados, se fundó una cooperativa con el fin de ofrecer a los vecinos que se hicieran socios la posibilidad de comprar productos a precios más asequibles.

El edificio que se construyó para acoger esta cooperativa sigue en pie en la calle Emilio Baró con Manuel Castellano, en cuyos bajos queda un pequeño local al que los socios acuden todavía a comprar sobre todo charcutería en el mostrador, aunque disponen también de comestibles y artículos de droguería.

Cuadro con los socios fundadores de la Cooperativa de Benimaclet
Cuadro con los socios fundadores de la cooperativa de Benimaclet. ©DsftBenimaclet

Una larga historia

En su larga historia, la cooperativa acogió un colegio en el que dio clases el poeta Carles Salvador, promovió la construcción de varios edificios de viviendas que los socios pagaban poco a poco y fue el lugar de referencia de Benimaclet donde comprar comida, ropa o pan recién hecho en su propio horno.

“Aquí te enseño a los que fundaron la cooperativa”, explica Disfruta Benimaclet Teodoro Galera, socio desde 1971 y que desde hace unos años atiende a los clientes que acuden a comprar de lunes a viernes por la mañana y los miércoles por la tarde, a la espera de que alguien le coja el relevo para retirarse.

Nos muestra en un rincón del local un cuadro fechado en junio de 1914 con la fotografía en blanco y negro del primer presidente de la cooperativa, José Arazo Belenguer, junto a los nombres de la Junta directiva que lo acompañó. Por aquel entonces se denominaba cooperativa obrera ‘El ahorro de Benimaclet’, más adelante se convertiría en la cooperativa ‘La Prosperidad’, nombre que mantiene.

Exterior de la cooperativa La Prosperidad de Benimaclet
Fachada de La Prosperidad de Benimaclet y entrada a la pequeña tienda. ©DsftBenimaclet

Edificio grande y productos a granel

“La cooperativa era muy grande, ocupaba todo el edificio, no esto pequeñito de ahora”, explica Teodoro. Para ser socios, se pagaba una cuota de unas 500 pesetas una vez en la vida y ya podían comprar allí, donde se vendía “de todo”. Y como Benimaclet era entonces muy pequeño, “venían todos a comprar aquí”, afirma.

Los propios socios de la cooperativa acudían en sus inicios tras salir de trabajar a colaborar para colocar los kilos de arroz, azúcar, legumbres, carnes, embutidos y verduras, y litros de aceite y de vino que se compraban a granel y por ello permitían ofrecer mejores precios a sus clientes.

Entre quienes acudían esta especie de economato está Toni Máñez, autor de un libro sobre vivencias de Benimaclet de los años 1950-1970, quien rememora que con 14 años iba con el capazo a la cooperativa -aún no existían las bolsas de plástico- a comprar. “Recuerdo que había hasta cuatro dependientas, más un par de hombres que trabajaban en el almacén, explica a Disfruta Benimaclet.

Interior de la cooperativa La Prosperidad de Benimaclet, con el mostrador donde se vende fiambre
Mostrador de La Prosperidad, donde se vende charcutería. ©DsftBenimaclet

Colegio en la cooperativa

Pero la cooperativa no se quedó solo en ser «la tienda grande” de Benimaclet. En la parte superior acogió desde los años 40 del siglo pasado y durante cuatro décadas una escuela para niños desde párvulos hasta los 14 años, el colegio Cardenal Reig.

“Todos lo conocíamos como la escuela del gobierno, explica Máñez, quien fue uno de los estudiantes de ese colegio en el que había cuatro aulas y donde dieron clases el escritor Carles Salvador -quien vivió en Benimaclet hasta su muerte- y Buenaventura Pascual.

Viviendas para socios

Además, la cooperativa impulsó la construcción de varios edificios de viviendas para los socios, la primera de ellas cerca de lo que hoy en día es la calle Dolores Marqués y que hace un siglo se conocía como el barrio Mascarell.

Interior de la cooperativa La Prosperidad de Benimaclet
Vista del interior de la cooperativa La Prosperidad. ©DsftBenimaclet

En los años 60, la cooperativa impulsó un edificio entre las calles Murta, Buenaventura Pascual y Carmen Crespo. “Son casi 150 viviendas, incluidas las plantas bajas, y se dieron las llaves en 1962. Yo viví allí después”, nos cuenta Máñez.

También se hizo otra promoción de viviendas en la calle Marcelino Giner con Murta, un edificio de cinco pisos sin ascensor, y finalmente un edificio en las calles Rafelguaraf con Músico Hipólito Martínez, consistente en dos bloques de siete alturas, con ascensor y jardín en el centro.

La cooperativa hoy

Sin embargo, la cooperativa en la actualidad es muy diferente. “Esto ha cambiado mucho, muchísimo”, asegura Teodoro, quien indica que ahora mismo quedarán unos 500 socios –antes eran “muchos más”-, aunque es complicado saber la cifra.

Interior de la cooperativa La Prosperidad de Benimaclet
Entrada al pequeño local de la cooperativa La Prosperidad. ©DsftBenimaclet

“La gente va falleciendo y las familias no les dan de baja; otros se van trasladando a otros barrios y ya no vienen”, explica. En estos momentos las listas están cerradas y no se pueden inscribir nuevas altas.

Cuando se le pregunta por el futuro de esta cooperativa centenaria, Teodoro no es optimista. “La cooperativa hoy en día no tiene futuro, porque no se puede competir con los supermercados, asegura, y eso a pesar de que en La Prosperidad no tienen que abonar gastos de alquiler.

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