Frenar la proliferación de pisos turísticos que están surgiendo en Benimaclet -muchos de ellos alegales o ilegales- y combatir el riesgo de una turistificación que haga subir (aún más) los precios del alquiler y venta de viviendas es el objetivo de un movimiento vecinal que se está empezando a organizar para hacer frente a esta situación.
Se trata de personas de Benimaclet que están impulsando la creación de una plataforma de afectados por los pisos turísticos, para lo que buscan el apoyo de colectivos especializados, como abogados o arquitectos, y que cuentan ya con el respaldo de la asociación vecinal del barrio.

Como un virus
“Esto es un virus. O vacunamos Benimaclet contra él, o dentro de nada no tendremos el Benimaclet pueblo o el Benimaclet barrio que conocemos”, explica a Disfruta Benimaclet Xavi, presidente de una comunidad vecinos en la calle Hermanos Villalonga en uno de cuyos bajos se están construyendo una vivienda turística.
En el caso de su finca, todo empezó en septiembre, cuando descubrieron que se había vendido una de las plantas bajas e iban a empezar unas obras «de tabiquería y sanitarios”, según la declaración responsable que colgaron en la fachada. Sin embargo, pronto las obras fueron a más, e incluso destruyeron una terraza comunitaria del edificio. Y descubrieron que detrás estaba una empresa de gestión inmobiliaria, no un particular, como les habían dicho.
“Piden permisos para adecentar una planta baja, y en realidad lo que hacen es transformarla en una vivienda que luego será un piso turístico”, alerta este vecino de una calle en la que ya hay varios pisos turísticos donde cada fin de semana pueden entrar “entre 15 y 30 personas”.

Esta comunidad de propietarios consiguió que el Ayuntamiento de València paralizara las obras, pero aún así han continuado a puerta cerrada. Incluso la Policía Local ha pillado varias veces trabajando a los obreros, a uno se los cuales se le escapó que estaban haciendo una vivienda turística.
Hechos consumados
Xavi alerta de que este tipo de empresas aplican una política de “hechos consumados”: disponen de los medios económicos suficientes como para no pararse a pedir permisos, y en caso de que el Ayuntamiento les acabe multando les sale a cuenta.
“Cuando están acabadas, las ponen en plataformas como Airbnb por 300 euros al día. Las multas del Ayuntamiento pueden ascender a 600 euros cada tres meses, que es lo que cobran por dos días de alquiler”, lamenta este vecino, quien explica que en València solo hay cuatro inspectores para revisar estas cuestiones.
Afirma que esto es como una lucha de “David contra Goliat”, pero están buscando la máxima ayuda posible para conseguir hacer un mapa de Benimaclet con las viviendas turísticas -hasta el momento han localizado cerca de cincuenta-, para hacer llegar denuncias al Ayuntamiento y para intentar frenar a las empresas que actúan sin informar a los vecinos y “sin ética”.

Te puede pasar a ti
Uno de los objetivos de este movimiento que se está organizando es facilitar información a todo el vecindario de Benimaclet sobre un fenómeno del que nadie está libre de resultar afectado. “Te puede pasar a ti debajo de tu casa”, alerta Xavi, quien explica que toda València están surgiendo “como setas” este tipo de pisos, especialmente a las zonas donde llega el metro y el tranvía.
Por ello, con el apoyo de la asociación vecinal de Benimaclet, se va a impulsar una campaña para dar a conocer que la ley solo permite habilitar viviendas turísticas en las plantas bajas y primeras plantas de los edificios, salvo que los estatutos de las comunidades de vecinos prohíban albergar este tipo de viviendas.
De esta forma, proponen que se soliciten reuniones de las juntas de propietarios con el fin de modificar los estatutos para incluir en ellos esta limitación a las viviendas turísticas, un acuerdo que luego debe llevarse a la notaría e inscribir en el Registro de la propiedad. A partir de ese momento, solo afectará a los nuevos usos o a las viviendas turísticas ilegales.

Riesgo de ‘barcelonización’
Todo esto ocurre en un momento en que los precios de venta y alquiler de viviendas en Benimaclet están desbocados. Según un estudio publicado la semana pasada por Activum Real Estate Consulting, actualmente el alquiler medio de una vivienda de dos habitaciones en Benimaclet es de 1.020 euros al mes, y de tres habitaciones de 1.175,82 euros.
Reivindica que no están en contra del turismo, sino de este tipo de turismo que “se carga el tejido social de los barrios”. Recuerda que en Nueva York se acaban de prohibir los pisos turísticos, y avisa del riesgo de “barcelonización” de Benimaclet: en Barcelona, la proliferación de estas viviendas ha llevado a que en las tiendas de los alrededores productos como el agua o las verduras cuesten “el doble”.
